Gracias a Ainhoa por inspirarme por Whatsapp a escribir historias
"¡Triiin triiin!" suena el despertador, comenzaba otra vez la rutina, esa rutina de tener que levantarte todos los días a las siete de la mañana para ir a escuchar las explicaciones interminables y aburridas de los profesores, de volver a ver a los bobos de mi clase,... todo era malo en aquel momento.
El despertador sigue sonando, me tapo la cabeza con la almohada por no apagar el maldito pitido, pero se escucha igual mente. Me quito la almohada de la cara, y enfadada ya de por la mañana le doy un gran golpe al despertador, lo que hace que ese insoportable pitido pare, pare para siempre.
Me levanto de la cama, quitándome de encima la suave y fina sabana, y dejándola a un lado. Me acerco a la ventana, empiezo a subir la persiana, la gran y pesada persiana, agarro de aquella cuerda que va con la persiana y tiro lo mas fuerte que puedo. Con un solo impulso, la persiana esta arriba. Había sol, los fuertes rayos entraban a mi habitación, y algunos me daban en la cara, lo que me hizo cerrar los ojos.
Me acerco al armario, saco unas prendas simples, y me lo visto rápidamente, y hago las típicas cosas que se hacen a la mañana, voy a la cocina, desayuno, voy al baño, me peino, me lavo la cara, me limpio los dientes,... Me dirijo a mi habitación a por la mochila, me la pongo en la espalda, y me dirijo al insti.